Giovanna era mi lugar seguro a la edad de diez años, nos veíamos todos los fines de semana, no se bien como no me aburría de ir a verle y pasearnos horas por su lindo patio, recuerdo que era amplio hacia los costados, yo lo asociaba a Alicia en el país de las maravillas, pensaba que en cualquier momento Giovanna sacaría un conejo de entre medio de las plantas, pero ella no necesitaba de esas cosas para hacerme sentir como en un lugar como el del libro o en su defecto la película, era agradable el sólo hecho que me dieran permiso de ir donde ella, se me exacerbaban los sentidos creo.
En casa sentía cierto encierro abrumador que me apesadumbraba ya de niña, era el idealismo de las cosas como “todos las viven”, o de que el mundo debía ser así o asá, bueno cosas de niña, dolores pasajeros que presentí hondos en la adolescencia, entonces en esos días de Giovanna, con ella no había, no quedaba espacio para la angustia infantil que me perseguía y como consecuencia no disfrutaba de lo hermoso, porque hasta en fotos de esa época salgo con el ceño fruncido y sospecho que reclamando internamente por qué ciertas cosas eran de una forma y no de otra.
Es curioso como Giovanna me calmaba, porque era la chica que yo quería ser, pero tal vez sentía improbable esa conversión de mi parte, en vista de lo silenciosa, imaginativa, ensimismada, errática de mi forma de ser infantil, o sea sentía lo poco que avanzaba de acuerdo a todas las expectativas que colocaba en mi, me exigía y lloraba mucho, porque nunca lo conseguía, bueno todo esto antes de Giovanna, ella vino a consolarme sin que se lo propusiera con sus simples ocurrencias llenaba los vacíos acumulados por esos pocos años vividos, aunque yo en un acto de obsesión fatal y que volvían a esos pocos años, un ciento de datos acumulados (digo esto, porque después no hallaba cómo dejar de hacerlo), es que al terminar al año, cuando todos disfrutaban de la fiesta, yo repasaba la lista del curso en el que había estado recordando nombres y apellidos, lugares donde vivían, diferencias en sus uniformes, tics, etc., pero eso lo hice sólo hasta cuando logré entretenerme y eso fue con Giovanna, quizá busco explicaciones para traerla de vuelta, porque inclusive tengo una foto de ella, pero no le hace mérito, es que tenía unas hermosas en la casa donde vivía con sus padres, nunca me atreví a tocarlas, no podía sospecharse sobre mis inclinaciones hacia ella, sabía del alejamiento obligado que debía simular, creo que leí algo de ello en el Ridest Digest, aunque no poseía conciencia moral ni nada, pero son como las improntas que ya vienen demarcadas.
Aunque yo siempre creía evidenciarme más de lo necesario, porque esa niñita terminaba por superar todas mis expectativas siempre, por recrear mejor de lo que suponía el sabor de un helado de frambuesa, quizá antes de Giovanna yo era una niña-salvaje (en un sentido post moderno latino) y luego de ella, he podido reencontrar de a pocos eso que se pierde luego de cada dolor de herida, de supuración y trozos de piel degenerada.
En casa sentía cierto encierro abrumador que me apesadumbraba ya de niña, era el idealismo de las cosas como “todos las viven”, o de que el mundo debía ser así o asá, bueno cosas de niña, dolores pasajeros que presentí hondos en la adolescencia, entonces en esos días de Giovanna, con ella no había, no quedaba espacio para la angustia infantil que me perseguía y como consecuencia no disfrutaba de lo hermoso, porque hasta en fotos de esa época salgo con el ceño fruncido y sospecho que reclamando internamente por qué ciertas cosas eran de una forma y no de otra.
Es curioso como Giovanna me calmaba, porque era la chica que yo quería ser, pero tal vez sentía improbable esa conversión de mi parte, en vista de lo silenciosa, imaginativa, ensimismada, errática de mi forma de ser infantil, o sea sentía lo poco que avanzaba de acuerdo a todas las expectativas que colocaba en mi, me exigía y lloraba mucho, porque nunca lo conseguía, bueno todo esto antes de Giovanna, ella vino a consolarme sin que se lo propusiera con sus simples ocurrencias llenaba los vacíos acumulados por esos pocos años vividos, aunque yo en un acto de obsesión fatal y que volvían a esos pocos años, un ciento de datos acumulados (digo esto, porque después no hallaba cómo dejar de hacerlo), es que al terminar al año, cuando todos disfrutaban de la fiesta, yo repasaba la lista del curso en el que había estado recordando nombres y apellidos, lugares donde vivían, diferencias en sus uniformes, tics, etc., pero eso lo hice sólo hasta cuando logré entretenerme y eso fue con Giovanna, quizá busco explicaciones para traerla de vuelta, porque inclusive tengo una foto de ella, pero no le hace mérito, es que tenía unas hermosas en la casa donde vivía con sus padres, nunca me atreví a tocarlas, no podía sospecharse sobre mis inclinaciones hacia ella, sabía del alejamiento obligado que debía simular, creo que leí algo de ello en el Ridest Digest, aunque no poseía conciencia moral ni nada, pero son como las improntas que ya vienen demarcadas.
Aunque yo siempre creía evidenciarme más de lo necesario, porque esa niñita terminaba por superar todas mis expectativas siempre, por recrear mejor de lo que suponía el sabor de un helado de frambuesa, quizá antes de Giovanna yo era una niña-salvaje (en un sentido post moderno latino) y luego de ella, he podido reencontrar de a pocos eso que se pierde luego de cada dolor de herida, de supuración y trozos de piel degenerada.
4 comments:
Me dejó triste el alejamiento de Giovanna, quizás nunca sabremos si ella te quería como tu la querías a ella, sin embargo ella te dejaba estar en su casa siempre, y visitarla cuando quisieras, siempre estuviste a gusto en su hogar, sabiendo que no era tu hogar, quizás la nostalgia de la separación es lo que hace que Giovanna sea más importante ahora, quizás sea Giovanna quien quiera ahora visitarte en tu hogar para ver tus fotos, tu ropa y todo lo que tu no pudiste mostrarle por miedo al ceño fruncido.
Un Abrazo
Creo que Giovanna es a chica cortadura lo que ella a sí misma ahora, es una especie de silencio vicioso que reclama una y otra vez por estar presente, pero ya no puede porque ella sólo duró un cumpleaños desde los siete nunca más la volvió a ver y luego solo se inventaba ideas, ideas de ficción. Giovanna era exquisita y tierna, sobretodo era una niña.
entonces todos los recuerdos hacia Giovanna son un montón de ilusiones? parece que ella en su cumpleaños, mientras jugaba a ser la madre, dejó una tremenda cicatriz, notoria incluso en la piel.
Puede ser que en ocasiones se inventó esas historias para creer que era ella, que era Giovanna, caminando descalza por su casa alfombrada, por los largos pasillos de su casa, en primavera. Se los inventaba cuando ella estaba en invierno, con el piso frío sintiendo que cada pelo de sus extremidades se erizaban, sintiendo el frío inmenso del cemento en bruto de su pequeño cuarto con luz tenue.
Hola guapa, tras un tiempo sin aparecer veo que éste mamut semisalvaje está mostrando su lado más humano, me alegra!!!.
La verdad es que el espacio que tú conoces le tengo un poco olvidado, de ahí que en cierto modo haya olvidado a sus visitante, te pido mil disculpas por ello. Besotes guapa.
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