Así, la idea de dejar marcado en mis recuerdos alguna de todas esas mañana va tomando forma, mi padre accede y vamos, y compramos la cajita de seis colores de lápices de forma hexagonal, cuando pienso en ello, lo rememoro de una forma muy vívida, paso a paso veo cómo saqué del estuche los lápices y los coloqué en el cuaderno para imitar el dibujo que traía en la caja, era una máquina de tren a vapor y la parte del humo venía recortada, entonces el humo era del color de los seis lápices, recuerdo bien cómo me regocijaba en ese pequeño detalle, lo observé absorta solo con la idea de reproducirlo con la mayor perfección posible, pero mi plan fue interrumpido por la profesora, que se enoja abruptamente frente a mi indiferencia para con ella, porque en repetidas alzas de su voz e interrupción a su clase de biología me hace notar lo impertinente de mi conducta, me amenaza con dejarme fuera de la sala, señala lo mal ejemplo que soy, a pesar de mi buen rendimiento, y yo allí en mi puesto, impertérrita frente a sus palabras, ¡claro está!, que había planeado esa actitud, la sentía como una especie de venganza guardada desde hace días, porque quería convertirme en quién le hiciera notar sus malos tratos hacia mi y las demás chicas, además de hacerle presente su incomprensión por no poseer talento para el basketball colocándome bajas notas en educación física.
Y a pesar de todas esas razones ocultas en mi en esos momentos, lo cual la profesora debió haber presentido, hasta ahora no entiendo muy bien de donde venía toda esa rabia demostrada por Miss Eugene, la verdad no me lo explico, su voz resonaba en desesperación, en enojo expulsado con tanta veracidad, que hasta parecía toda su existencia enfrascada en ello, quizá su neurosis era enfermedad de años y el que una alumna no le hiciera caso venía a aumentar sus síntomas solamente. A mi ya se me había dado la gana de molestarla, de no dejarla hacer clase y volverla cada vez más desquiciada de lo que acostumbraba a ser, entonces no le tomé en cuenta y continué con mi idea del día, era una única vez la que me estaba siendo dada, recordaría ese día para siempre, porque sospechaba que no volvería a irrumpir un diseño novedoso como ese en años tal vez.
Cuando su herida comenzó a supurar de rabia henchida dirige hacia mi rostro palabras de reto y diciéndome: -srta Palma, ¿porqué no me hace caso?, deje de dibujar y copie la materia del pizarrón, que si sigue con esa actitud la tendré que echar de la sala-, a estas palabras yo resuelvo decirle: porque se enoja si yo hago lo mismo que Ud., cuando no nos hace caso sí le pedimos ir al baño mientras estamos en clases, ud. no nos contesta nada, deja que nos hagamos pipi.
Cursaba primero básico y aquella sra baja y de pelo pajoso rubio se enojó muchísimo, de una forma grandilocuente, expulsaba aire por la nariz, realizando una respiración circular que le ahogaba, yo creo que esa clase le dejó mareada, la medida seguiente fue llamar a mis padres, para decirles lo mal que me comportaba, lo cual fue algo aún más divertido, porque mis padres encontraron muy original mi respuesta o bastante aguda para una niña de seis años, entonces no tomaron mucho en cuenta lo que ellas les decía, todo lo contrario nos volvía fuertes en torno a convertirnos en un bloque contra ella, recuerdo muy bien a mi padre decirme que íbamos a ir de noche a rayarle la citroneta a la profe. Era emocionante pensar en ir con mi padre a la casa de ella, con pasamontañas en las caras y clavos en las manos realizando dibujos en el capó de su auto, hasta quizá le dibujaría el tren que salía en la cajita, mi padre le escribiría groserías y luego cuando me fuera a dejar al colegio nos reiríamos de ella.
Al repasar aquellas imágenes, creo haberlas conservado debido a la idea tozuda de ocuparlas algún día de una forma con la cual les devolviera su razón para haberlas vivido, dejándolas quietas y acomodadas, ocupando lo sucedido sin de verdad habérmelo propuesto con tanto ánimo cuando sucedió, es que esos días eran rutinarios, y todos los años los he sentido enfrascada en un ordenamiento individualista, porque tiendo constantemente a no encajar y a sumergirme en la clase de conductas que podré dejarlas marcadas en un tiempo muy después de haberlas vivenciado, lo que me ha llevado a distintos lugares sin la claridad de saber lo que quiero o no de mi, sólo con esas ganas de recordar hechos para contarlos ya sea recordando o frente a nuevas personas con las que me encontraré y de a poco, les podré ir encantando para llevarlos a mi lado y si son hombres, se acostarán conmigo calmando mi sed de compañía y si son mujeres se fascinarán con mis palabras y bailaremos juntas cuando nadie quiera salir a la pista.
5 comments:
Estoy admirada por tu bella manera de escribir, amén por aquella`prolífica espontaneidad para manifestar tu pensamiento desde bien choca sin reparar en las consecuencias. Claro que teniendo tan buen maestro como tu padre no es de extrañar.
Besos.
Pegatina, sssssssschchchchcsss!!!
La imagen de la profesora histérica me hizo recordar episodios de cuando estaba en el colegio y me tocó vivir una situación similar en dos oportunidades, con dos profesoras histéricas.
Así que debo agradecer que me dieras la inspiración o la idea de recordar esos episodios que quizás más adelante, una vez redactados, pueda publicar en mi página. Sin la intensión de plagio port supuesto.
el parche antes de la herida.
Abrazo
yo siempre me quedé callada con los profesores... preferia llorar...
parece que lo que cuentas lo estuvieras diciendo desde tus años de niña.. me gusta la versatilidad de tu lenguaje..
tequiero hermana..
aquí estamos naciendo y muriendo a cada rato
un abrazo
y cuando nos vas a dar un nuevo texto?
Saludos
Bacan el texto, sincero y por alguna razón también es muy ochentero, o será que es porque estoy escuchando The Cure, no lo se, pero ese tipo de viejas eran típicas en los colegios de la dictadura.
un abrazo
Cristian
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